22/6/12

El síndrome del corazón roto


Miguel Lucas Picazo
(Colectivo Tersites)

Presentación de Los amores oscuros con el autor M. F. Reina en la Popular
“Yo fui el último amor de Lorca y, probablemente, la razón de su muerte”, con esta frase extraída del libro Los amores oscuros de Manuel Francisco Reina y atribuida a Juan Ramírez de Lucas, nos desayunábamos hace unas semanas tras leer una reseña de este trabajo literario publicada en la primera página de El País. Después, hace unos días, tuvimos la  oportunidad de conocer al autor del libro en la presentación realizada en la librería Popular y saber más de la extraordinaria investigación llevada a cabo sobre la vida y quejíos del querido Ramírez de Lucas.  Descubrir el itinerario amoroso de nuestro paisano y su relación tan íntima con Lorca fue tan impactante que casi, por utilizar esa metáfora médica sugerida por Reina del síndrome del corazón roto, se me apagó el corazón. Cómo se quedarían, pensé, aquéllos que lo trataron más de cerca, más tiempo y con tanta comprensión hacia su persona y su obra, tales como Ricardo Beléndez o Rubí Sanz y qué pensarían esos otros que, de una u otra forma, denostaron su legado.  La ignorancia, tan atrevida siempre, nos ha llevado, a mí el primero, a menospreciar lo que realmente tiene valor.
A pesar del eco tan extendido, incluso fuera de nuestras fronteras, de esta noticia sepultada durante tanto tiempo y condenada a la oscuridad, la verdad es que en Albacete, salvo algunas intervenciones en prensa, no se ha valorado en su justa medida ni se ha percibido el alcance de la misma. Todas las instituciones que tenían algo que decir han permanecido calladas y, por más que los expertos se hayan referido al personaje y su entorno y citado la ciudad, nadie ha sabido recoger el valioso testigo que supone para Albacete este nuevo vórtice garcilorquiano que tiene su eje en Ramírez de Lucas.
A Juan R. de Lucas se le conoce en Albacete sobre todo por la donación de su colección de arte popular -consta de alrededor de veinte mil piezas- a la ciudad. De éstas tan solo unas docenas se exhiben permanentemente en la última planta del Museo Municipal, permaneciendo el resto guardadas en los sótanos del antiguo Ayuntamiento  y sin terminar de catalogar  al no llevarse a efecto una prórroga del convenio con la Universidad de Castilla-La Mancha para finalizar dicha catalogación. Sin embargo, Ramírez de Lucas fue muchas más cosas que un simple coleccionista de obras de arte popular. Se trata de un intelectual de exquisita elegancia, sobradamente demostrada con su permanente silencio que cualquiera hubiera pregonado a los cuatro vientos, y precursor de unas formas de relacionarse con el arte que hoy son tremendamente modernas. Su visión de la arquitectura, de la pintura, del folklore y del entramado cultural de los pueblos ha quedado recogido en numerosas publicaciones y revistas que él mismo fundaría. Perteneció a una generación de intelectuales que padecieron el síndrome del corazón roto ya que se les estrechaban las arterias cuando, sin desearlo, tenían que tomar partido incluso entre sus familiares, amigos y allegados.
Comentaba Reina, y se me quedó grabado, la importancia de la exposición de arte popular que posee el Ayuntamiento en el Museo Municipal porque quizás el rito iniciático de la colección esté en el mismo Lorca ya que la primera pieza fue una marioneta -seguramente estará entre las muchas de esta serie- regalada por el poeta a su enamorado. Comentaba también Reina la enorme biblioteca de Ramírez de  Lucas y recordábamos los asistentes las veces que sugirió un espacio para la misma en el antiguo Ayuntamiento y el poco caso que se le hizo. Y comentábamos algunos la buena idea del alcalde José Jerez al adquirir  para Albacete la colección de arte de Juan R. de Lucas y la pésima gestión de ese patrimonio sobre el que, en palabras también del experto  Manuel Francisco Reina, aún no está todo dicho. Quizás esta nueva coyuntura haga reaccionar a los nuevos responsables políticos del Museo Internacional de Arte Popular del Mundo y se salve el legado de Juan de otro posible síndrome de corazón roto.


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