16/8/12

La muerte de las regiones y de la democracia


Miguel Lucas Picazo
(Colectivo Tersites)

Está claro que para liquidar el estado del bienestar la democracia siempre es  y será un estorbo, terminemos, pues, con el sistema democrático, ¿cómo? hay muchas maneras y, desde luego, aquellas tan rudas de la época de Hitler, Franco o Pinochet ya no sirven. Hoy es mejor conseguir que los países cumplan con las sugerencias -mejor imposiciones- de los autodenominados expertos de la economía mundial cuyas estrategias siempre desembocan en el linchamiento de la democracia, entre otras y variadas maldades. Necesitan para ello, además de un pueblo necesitado y vapuleado, determinados condicionantes: una élite política desalmada capaz de dirigir el proceso, un aparato estatal domesticado, una ideología de referencia, voceros por la causa  y, lo más importante, seleccionar y versionar los chivos expiatorios para que la población los asuma como los verdaderos culpables de la agónica situación. Los lectores sabrán poner, seguramente, nombres y apellidos a cada condición y conocerán también cómo en cada país (Grecia, Portugal, Irlanda o Italia, por citar algunos de los más próximos) ha existido un intervencionismo político muy sofisticado para liquidar los logros democráticos de los años del bienestar, dejando arrinconadas incluso a las mismas Constituciones de los respectivos países. En el caso de España, está resultando modélico y esclarecedor para entender el activismo político de nuevo cuño, el ataque a la vigente ordenación del territorio que antaño tanto se alabó y que ahora tanto se vilipendia, incluso por algunos de los partidos políticos constituyentes.
Al igual que es falso que en España haya casi medio millón de políticos ladrones y despilfarradores o que exista un porcentaje de funcionarios mayor que la media europea, como algunas redes sociales  intentan colocarnos -los voceros hacen su papel-, también es falso que las regiones o ayuntamientos sean los culpables de la deuda pública, como se nos intenta vender con los mismos argumentos de la confusión y de la falsedad. Ya sabemos que hay ayuntamientos y regiones que se han mantenido en el poder por el “exceso” pero en general autonomías y municipios se nutren en España de los impuestos más vulnerables y su gasto es fundamentalmente social, por lo que su extinción minaría aún más el ya precario estado del bienestar y de la democracia, pues es en la “proximidad”, algo inherente en las instituciones locales y regionales, donde radica uno de los principios esenciales de las verdaderas democracias.
Si no lo detenemos, puede que por ley desaparezcan ayuntamientos de menos de veinte mil habitantes; regiones como la nuestra, Castilla-La Mancha, se están dejando morir por el constreñimiento presupuestario, por una legislación de saldo y por la negación de todo lo que había sido construido como referente identitario. Visto lo visto, quien piense que este neoliberalismo es una ideología fundamentalmente económica  y que reduce la política al no intervencionismo del estado, está muy equivocado porque lo que estamos viendo es precisamente  un activismo político crecido que está decretando la abolición de todas las garantías democráticas conseguidas en los últimos cien años. 
Así que, querido lector, en las habituales conversaciones sobre la crisis bucea en los verdaderos culpables y no te acuerdes de la madre de los sindicalistas y políticos, de la condenada deuda, de haberte creído rico siendo pobre, de haber sido derrochador por comprarte un piso caro para tu sueldo y un coche con extras, de tener una medicina y educación sobredimensionadas y mucho menos “te acuerdes” de ese inmigrante de al lado que es un trabajador como tú. Piensa que todo estaba y está orquestado y que la solución no es retroceder a situaciones predemocráticas, como quieren hacer con ayuntamientos y regiones, sino que a través de la política con mayúsculas consigamos vencer a la economía de las privatizaciones.

1 comentario:

  1. Me parece un articulo acertado con la situación que estamos viviendo. Eres un gran pensador.

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