UN ALEGATO PSEUDORELIGIOSO CONTRA EL NEOLIBERALISMO
“Un nuevo mandamiento os doy: que privaticéis lo uno y lo
otro, como antes nunca se había hecho. En esto conocerán todos que sois mis
aventajados discípulos: si privatizáis hasta el sursum corda”. Y así se hizo, en menos de un año, y a base de
decretazos, los pilares del estado (educación, sanidad, justicia y bienestar
social) fueron privatizados y por ende enterrados sin apenas resistencia y ya
veremos si, alguna vez, se podrá decir aquello de “y al tercer día resucitó de
entre tanta podredumbre liberal”, según reza el apóstol Rubalcaba.
Y quien primero y mejor lo haga estará sentado/a a la derecha
de la diosa Margaret Thacher, por encima de la todopoderosa Esperanza, que a
buen seguro no será otra que aquella que sometió a todas las cosas bajo sus
pies, constituyéndose en Cabeza suprema de Castilla-La Mancha al depurar a los
diputados -sustrayéndoles el sueldo- para llegar a la Plenitud del que lo llena
todo en todo (San Pablo en Ef. 1, así lo profetizó). Una vez concluida la obra
de purificación liberal, nuestra señora de Cospedal se sentará en las alturas a
la derecha del trono, cosa que no hizo nunca, por más que lo intentaran,
Presidente alguno; y de esta manera, pues, está sentada en el trono de su
Gloria con un sueldo mensual de catorce mil euros, ocupando con su marido
incluso el mismo trono de Dios, luciendo mantilla en viernes santo y cuando
haga falta.
Así lo expresa también la visión del Apocalipsis a través de
los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos, o sea el pueblo, que se han quedado
como el cordero degollado, encerrado en la cárcel de los siete sellos porque no
son dignos de entrar en el cigarral de la Cospedal que es la única que tiene el
poder, sabiduría, fuerza, grandeza, honor, gloria y la alabanza de todos su
súbditos y consejeros que a las órdenes de ¡Ven!, responden inmaculados: Sí,
vengo pronto. Ellos han visto los cielos abiertos y tanto Leandro Esteban,
Marcial, J. Ignacio y Arturo como Marta, María y Carmen rezan para que también
se abra el cielo a sus amigos de Capio, Ribera y Religiosos Asociados y se
cierre a los que confiesan de otra manera.
Una victoria definitiva en el cielo y en la tierra del León
de la Tribu Liberal sobre el infierno de lo Público que encarna el pecado donde reina la parresia, el poblacho y las
clases medias, expulsadas, como nuestros Primeros Padres, del paraíso del
Estado de Bienestar. Sin redentores, porque los que están siguen en las nubes,
nos espera otra travesía del desierto que no sabemos si será de cuatro,
cuarenta o cuatrocientos años y también
porque “el que ha de llegar” gusta del preciado
maná que cae del cielo sin trabajar.
Aprovechando estas andanzas bíblicas, del antiguo y del nuevo
Testamento, lo que eran derechos y estaba escrito en el libro de la única
certeza -La Constitución- se ha convertido en beneficencia o caridad y así las
señoras del lugar de nuevo pueden apostolar. Tanto es así que han tenido tiempo
para diseñar los nuevos Mandamientos de la Ley de la FAES -como todos sabemos
es quien nos gobierna- y que han sido resumidos en este sencillo decálogo:
1.Que el obrero
enferma, no importa, hay cola.
2. Que el niño no aprende, total para qué, si los necesarios
están en colegios de pago.
3. Que tienes una discapacidad, pues que te ha castigado
Dios, así que jódete.
4. Que eres viejo, bastante tienes.
5. Que te has quedado preñada, pues pare y bastante digo
callando.
6. Que eres gay, reza.
7. Que tienes un juicio, prepara la cartera.
8. Que te pega el marido, pon la otra mejilla.
9. Que eres joven, vete de Erasmus y no vuelvas.
10. Que tu hijo es interino y lo han echado, pues no haber
votado al PP.
Estos diez mandamientos quedan resumidos en dos (lo único que
nos queda): El Intermedio y Salvados. Aunque en rigor debería de haber dicho:
Amarás a Rajoy sobre todas las cosas y al prójimo, si son pobres, que se jodan.
Miguel, como siempre impecable en la prosa y en la redacción, pero el mayor logro, el contenido. Esto es el catecismo neoliberal del siglo XXI, diseñado en el llamado Consenso de Washington.
ResponderEliminarVicente.