1/7/13

POLÍTICOS MALEDICENTES




La periodista Ana Pastor ha estrenado un programa televisivo en el que se realiza una prueba de verificación sobre determinados dichos de los políticos que sin vergüenza alguna sueltan cuando les viene en gana y que al día siguiente se convierten en  titulares de prensa. Como se demuestra en ese programa, después se comprueba que suelen ser falsedades y mentiras pero el rumor ya está en la calle y el político ha conseguido su objetivo, que puede ser de lo más variopinto.

Ésta puede que sea una de las características más comunes entre la nueva clase política, española y también de otros estados. Lo políticos abusan de los recursos maledicentes dirigidos a una ciudadanía a la que consideran, digamos, plana, por no decir otra cosa. Quizás en el caso de España este fenómeno lo empezara, si no vamos muy atrás en el tiempo, Alfonso Guerra, o más recientemente, la emperatriz del PP, Esperanza Aguirre. No obstante, llama la atención lo rápido que han aprendido la lección la generación de los” novísimos políticos”, donde están apostando por ver quién es más maledicente. Cospedal, Fátima, Floriano, Pujalte, Fabra, Cantó, Cañete, Valenciano y muchos más ya han obtenido nota (superan el notable alto) para obtener la beca Wert, primus inter pares de la maledicencia, que les auparía al premio, por lo menos, Príncipe de Asturias de la zafiedad

De aquel guerrismo del “a España no la va a conocer ni la madre que la parió” y del verbo sincero de Zaplana cuando dijo que  “estoy en política para forrarme”  hemos pasado a “los contratos en diferido”, a la “movilidad exterior”, al “nunca pueden dar dos manzanas, la suma de una manzana y una pera”, al “regadío hay que utilizarlo como a las mujeres, con mucho cuidado”, al que “los votantes del PP pagan la hipoteca aunque tengan que dejar de comer”, a la consideración del escrache como “nazismo puro” o que “la mayoría de las denuncias por violencia de género son falsas”, por no citar a la “niña y al primo” de Rajoy  -éste también entran en el ranking de personas maledicentes y de los que, como dijera Poncela, no se atrevieron a ser inteligentes y se hicieron políticos-.
Nos gobierna la clase política peor de la historia reciente de España. Quizás académicamente posean titulaciones y cierta preparación pero, por sus hechos y dichos, no pasarían ni la primera fase del concurso televisivo ¡Ahora caigo! Porque de Pasapalabra o de Cifras y letras, ni hablamos. Para Gran hermano también pueden valer.  Sin embargo, me niego a creer que esta zafiedad de la clase política actual sea simplemente una cuestión generacional -los hay de todas las edades- o de partidos -los encontramos en todos los grupos, aunque en unos más que en otros, eso sí-, más bien se trata de una cuestión estratégica a la que no estamos dando la importancia que merece y sobre la que no basta con el cabreo que pillamos cuando escuchamos la impertinencia de turno.

Tras las frasecitas de baja estopa, este gobierno ha conseguido en 500 días y sin apenas contestación callejera, acabar con la sanidad pública, deteriorar la enseñanza, reducir la ley de dependencia a la nada, imponer la confesionalidad del estado, expulsar a los jóvenes del país, subir los impuestos indirectos, legislar en exclusividad para beneficiar a la banca, constreñir los derechos y volver al siglo XIX en materia de libertades y derechos sociales, controlar el poder judicial  y ponerlo a funcionar a su antojo……. En fin, estamos en la era de algo mucho peor que la simple maledicencia.

Miguel Lucas Picazo


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